Lumbre, revelas de las generaciones rostros
en estela mortal, nos sientas alrededor
del continuo espíritu del aliento al que postro
mi vacío y lo lleno con cuentos de piel rumor
Para en los tiempos embotellados y al tumor
de la efigie petrificada decir, descostro
mis manos del bastón verdad, mi muerto del color
familiar, y nazco sin tiempo, solo, soy monstruo
Memoria que danza a fuego del advenimiento
sueño olvidado del mundo en la muerte pasada
curva detenida en tierno duelo que sospecha
que el horizonte del mundo no tiene cimientos
sino en el cuerpo que lo sueña y en la manada
que lo reclama, manada que enciende la mecha.